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China abre su fábrica en México

Por Enrique Hernández / Forbes

Atrás quedó el trago amargo para los inversionistas chinos, a quienes durante el gobierno de Enrique Peña Nieto les frenaron su incursión en la economía mexicana a través de la construcción del tren de alta velocidad de México a Querétaro y del supermercado Dragón Mart.

El freno transformó las relaciones políticas y comerciales, incluso los gobiernos de ambas naciones crearon el Fondo China-México para lanzar a la petrolera mexicana Citla Energy y a Altán Redes, una empresa de telecomunicaciones que cayó por la pandemia de COVID-19 y fue rescatada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Las relaciones se enfriaron por unos años entre el gigante asiático y México. Se creía que el triunfo electoral en 2018 de Andrés Manuel López abriría las puertas a la inversión china, que ha ido llegando en silencio y sin levantar suspicacias.

Lo que detonó un mayor flujo de capital del gigante asiático fue la guerra comercial entre China y Estados Unidos, después la pandemia y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Eso hizo que decenas de empresas chinas dejarán sus fábricas en Asia y buscarán nuevas ciudades y mercados.

Durante 2022, las empresas chinas como Grupo Hengli, Lizhong, Citic Dicastal, Alibaba, CF Moto, BOE Vizion Electronic Technology, Eson Multiwin, TCL Moka Manufacturing, Trend Smart CE, Curtain Wall System Engineering y SWI han instalado líneas de producción, fábricas o centros de distribución en México.

Esas compañías y otras más se han convertido en una clave para que la industria manufacturera haya catapultado las exportaciones mexicanas a Estados Unidos y Canadá.

Hoy México es el primer socio comercial de Estados Unidos, una posición que se la ha peleado Canadá y China.

La llegada de compañías chinas a México obedece a la intención de cumplir con las nuevas reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC, así como no pagar altos precios de transporte marítimo y blindarse de las disrupciones de las cadenas de suministros provocadas por la pandemia de COVID-19 y la guerra de Rusia contra Ucrania.

También, las compañías chinas aprovechan que es 45 por ciento más barata la mano de obra mexicana que la china.

Un obrero en México gana $2.90 dólares la hora por trabajar en la manufactura, mientras que ese mismo trabajador en China cobra $5.23 dólares la hora.

En la industria maquiladora hay mucha calidad en el trabajo de los técnicos mexicanos, quienes construyen desde un marcapasos, un automóvil, juguetes y televisores.

Todas esas ventajas ya se reflejan en que los inversionistas chinos entre enero y septiembre de 2022 hayan alquilado 4 millones 224 mil pies cuadrados de naves industriales para instalar una planta o una línea de producción en Monterrey, Saltillo, Ciudad de México, Tijuana, Ciudad Juárez y Querétaro. Eso representa que rentaron 83 por ciento de las naves industriales en ese período.

Hay 500 parques industriales en México. Hoy no hay parques disponibles para el arribo de nuevas empresas atraídas por el nearshoring (práctica de transferir una operación comercial a un país cercano).

“Monterrey ya se posiciona como polo de inversión por excelencia a nivel nacional para el tema del nearshoring”, dice Marcos Álvarez, CEO de Market Analysis.

En la capital de Nuevo León se han registrado más de 14 transacciones, todas del sector manufacturero, en los primeros nueve meses de 2022. Por su parte, Saltillo figura en la segunda posición con apenas cuatro transacciones, seguido de Ciudad de México y Tijuana con tres; y Guadalajara, Juárez y Querétaro con una transacción cada uno. Aún falta que llegue más inversión de China, Estados Unidos, Europa y otras naciones de Asia.

La información y opinión de este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la opinión de la Revista Industria ni de CONCAMIN.

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Defender el acero y el aluminio es defender a México


Por Waldo Fernández González

Presidente de la Comisión de Seguimiento a la Implementación y Revisión del T-MEC en el Senado de la República

Entre los sectores económicos más importantes de México, está el acero y el aluminio. Ambos son productos estratégicos para la economía nacional, que se posiciona como uno de los principales exportadores a Estados Unidos, su principal socio comercial, y con una generación de riqueza significativa.

Regiones completas de nuestro país giran en torno a la extracción, transformación y uso de estos dos productos. Detrás de ellos, hay miles de trabajadoras y trabajadores mexicanos que todos los días sostienen con sus manos una parte sustancial de la economía y al mismo tiempo, mantienen la estabilidad de sus familias.

Por eso, hoy más que nunca, debemos defenderlos con convicción.

Eso fue lo que determinamos en el Comité Promotor de Inversión y en la formalización de las mesas de trabajo rumbo a la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Dichos eventos, impulsados por la Secretaría de Economía, buscan escuchar las voces de los sectores productivos, académicos, empresariales y laborales para que México llegue a la mesa de revisión con una posición sólida, consensuada y, sobre todo, con conocimiento de causa.

Es un ejercicio inédito de diálogo territorial y pluralidad económica en la historia de los tratados comerciales mexicanos.

Durante las conversaciones con las y los representantes de la industria acerera y del aluminio —entre quienes estuvieron miembros de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), intercambiamos puntos de vista sobre el presente y futuro del sector.

Entre aquello que compartimos, destaco dos sentimientos: orgullo e incertidumbre.

Orgullo por lo que han logrado —porque México es hoy un actor clave en la producción y exportación de acero y aluminio a nivel mundial— y preocupación ante la posibilidad de que, en el marco de la revisión del T-MEC, se impongan medidas proteccionistas o restricciones comerciales injustificadas que afecten directamente la industria y su fuerza laboral.

En el Senado de la República tenemos claro que la integración económica entre las tres naciones de América del Norte es una realidad consolidada, pero también que dicha integración atraviesa por momentos de incertidumbre.

México ha demostrado que puede competir con calidad, innovación y productividad, y que lo hace de manera justa, sin recurrir a ventajas desleales frente a sus socios comerciales.

Por ello, no puede permitirse ningún intento unilateral de limitar exportaciones mexicanas o de castigar los procesos productivos nacionales. Más aún, sabemos que debemos proteger a este sector y a todos quienes lo conforman.

Defender el acero y el aluminio mexicano no significa cerrar las puertas al comercio internacional, sino asegurar condiciones de igualdad y justicia comercial.

Por eso, desde mi responsabilidad como presidente de la Comisión de Seguimiento a la Implementación y Revisión del T-MEC en el Senado, he reiterado que la prioridad es cuidar los intereses de México y garantizar que la justicia y el bienestar de nuestra gente estén presentes en cada cláusula, en cada anexo y que cada medida comercial, esté alineada con un principio fundamental.

México ha avanzado de manera notable en sus estándares de producción, en el cumplimiento de normas ambientales y en la defensa de los derechos laborales. En ese sentido, la CONCAMIN ha sido un factor clave para ello.

En los próximos meses, el Senado acompañará este proceso de la mano con las y los industriales. Escucharemos a todos los sectores, tal como lo hace la industria, analizaremos los posibles escenarios y construiremos, junto con la Secretaría de Economía, una posición que defienda lo que somos y proyecte lo que queremos ser: un país competitivo, justo y soberano.

Defender el acero y el aluminio es defender a México. Ese será, sin duda, uno de los pilares que guiarán la revisión del T-MEC.

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EL Día de los Industriales

En octubre, la CONCAMIN llevó a cabo el Día de los Industriales bajo el lema “México industrial frente a un mundo en cambio”, con el objetivo de celebrar la visión, el esfuerzo y el compromiso de quienes, todos los días, convierten la actividad industrial en desarrollo nacional.

Alejandro Malagón Barragán, presidente de CONCAMIN, señaló que los industriales somos el motor que impulsa la innovación, quienes sostienen las finanzas públicas y que, en momentos de incertidumbre, ofrecen estabilidad. Afirmó que “el futuro no se hereda, se construye con trabajo duro”.

Durante la jornada, Graciela Báez Ricárdez, directora general de Política Educativa, Mejores Prácticas y Cooperación de la SEP, impartió la conferencia “Modelo educativo actual en México”, en la que se refirió a la transformación de la educación media superior, enfocada en la ampliación de la infraestructura con la creación de nuevos bachilleratos tecnológicos, el marco curricular común, los lineamientos de educación dual y la actualización curricular, para hacer más atractiva la oferta educativa y brindar mayores oportunidades en el mercado laboral.

También tuvo lugar el panel “El derecho al agua y la restauración de los ríos Lerma- Santiago, Tula y Atoyac”, en el que participaron Paola Félix Díaz, coordinadora general del Acuerdo Nacional por el Derecho al Agua y Cooperación Internacional de la CONAGUA, y Claudia Gómez Godoy, comisionada para la Restauración y Saneamiento del río Lerma-Santiago.

En su intervención, Paola Félix mencionó que se busca crear el Registro Nacional de Agua para el Bienestar (RENAB), así como la elaboración de un plan maestro de inversión en infraestructura en todo el país. Asimismo, destacó el Plan Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad, cuyo eje incluye diez líneas prioritarias, entre ellas impulsar la innovación tecnológica para el tratamiento, reuso y potabilización del agua.

Por su parte, Claudia Gómez expuso el resumen de los trabajos realizados en lo que va de este año para la restauración de los ríos, así como la vinculación con el Acuerdo Nacional y Cooperación Internacional, y la articulación social, que ha consistido en la organización de mesas de trabajo con colectivos, comunidades y académicos en Jalisco y Estado de México, además de recorridos con comunidades y autoridades municipales, estatales y federales en las entidades por donde pasa la Cuenca Lerma-Santiago.

En la conferencia “Hecho en México”, Andrea Genoveva Solano Rendón, titular de la Unidad de Normatividad, Competitividad y Competencia de la Secretaría de Economía, puntualizó que este distintivo garantiza la calidad, el orgullo nacional y la competitividad internacional, al invitar a las empresas a registrar sus productos de manera gratuita.

Resaltó también la importancia de la colaboración entre el sector público y el privado, aunada a la intervención de los gobiernos estatales, para el desarrollo de iniciativas conjuntas con cámaras de comercio.

En otra de las ponencia, Luis Rosendo Gutiérrez, subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía, habló sobre “Aranceles y revisión del T-MEC”, en la que abordó las medidas que se han implementado para fortalecer la posición de México en el comercio regional, y cómo nuestro país mantiene una ventaja relativa. Agregó que la aplicación de aranceles a países sin tratados comerciales busca impulsar la industria nacional y consideró que el T-MEC se mantendrá trilateral, porque Norteamérica es la región más integrada del mundo.

Para cerrar el encuentro, el periodista David Páramo presentó el tema “Perspectivas económicas para México y el mundo”, en la que hizo un análisis del panorama actual y de los retos que enfrenta el país.

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La ruta del desarrollo económico del autotransporte de pasajeros


Por Virginia Olalde López-Gavito

Directora ejecutiva de CANAPAT

El autotransporte de pasajeros es mucho más que un medio de movilidad; es una infraestructura estratégica que sostiene la productividad económica de México. A diario transporta a millones de personas que integran la fuerza laboral, el comercio y los servicios; tan solo en 2024 fueron 3,824 millones las personas transportadas, quienes representan un eslabón indispensable en la operación de plantas industriales, centros logísticos, instituciones educativas y cadenas de valor que mantienen al país en movimiento.

Según datos del INEGI, este sector contribuye con cerca del 2.0 % del PIB y genera empleos directos e indirectos en toda la cadena productiva. Más allá de su dimensión económica, su valor radica en la función social de acercar talento a los centros de desarrollo y conectar regiones que dependen de la movilidad cotidiana para su subsistencia. Su capacidad de recuperación se evidenció en la reactivación económica posterior a la crisis vivida entre 2020 y 2022, ejemplo de cómo la colaboración entre diversas industrias ha sido clave para retomar el crecimiento e incluso superar las cifras antes de la pandemia, como se observa en la gráfica.

Por supuesto, el desarrollo económico no puede desvincularse de la infraestructura vial. Carreteras en buen estado, seguras y bien conectadas reducen costos logísticos, mejoran la puntualidad laboral y aumentan la productividad. México cuenta con una red carretera de 916 mil 078 kilómetros, que enlaza zonas urbanas, rurales e industriales.

Hoy en día existen 477 parques industriales en México, donde se localizan más de 4,000 empresas instaladas; muchos de ellos se ubican fuera de zonas urbanas, lo que refuerza la necesidad de sistemas eficientes y seguros de transporte que garanticen el acceso ordenado y confiable de su personal a estos centros productivos.

Es una realidad: la fuerza laboral de México se traslada principalmente por autobús. El autotransporte federal de pasajeros moviliza 95 % del total nacional de usuarios, lo que lo convierte en un componente esencial para el funcionamiento de cualquier cadena de valor al transportar el capital humano que genera las bases del ecosistema económico del país.

Es innegable que el autotransporte de pasajeros en México enfrenta desafíos importantes, pero estos deben entenderse como oportunidades de mejora continua. Temas como la modernización tecnológica, la seguridad vial, la formalización de más transportistas y la eficiencia operativa y energética, no significan obstáculos insalvables, sino ejes donde la participación del sector industrial puede marcar la diferencia.

Iniciativas como la renovación vehicular —cuya edad promedio ronda los 20 años —, el financiamiento verde, los corredores seguros y la integración de pequeñas empresas a modelos de negocio colaborativos fortalecen el papel del autotransporte como eje de desarrollo y movilidad. En un contexto de nearshoring y relocalización de inversiones, asegurar el traslado eficiente de trabajadores es tan estratégico como mover mercancías.

El autotransporte de pasajeros es, en esencia, una ruta hacia el desarrollo económico: mueve millones de personas, une regiones, dinamiza economías locales y genera empleos en toda la cadena de valor. Reconocerlo como infraestructura estratégica permitirá construir una movilidad más eficiente, segura y capaz de responder a los retos del entorno global.

Hablar del autotransporte de pasajeros por carretera en México es referirse a un sector fundamental, no solo por su arraigo en la vida social, política y económica, sino por su papel como motor del desarrollo nacional. Además, tiene la bondad de que cada desafío es una invitación a la colaboración. Y es en esa articulación entre industria, gobierno y operadores donde se construirá el futuro de una movilidad más integrada y sostenible.

El autotransporte de pasajeros conecta personas, pero también enlaza historias, oportunidades y progreso para México.

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