Para CANACAR, que preside Ramón Medrano Ibarra, lograr que se reconozca el valor del autotransporte de carga es primordial, ya que, si no se mejoran el trato y las condiciones laborales de los conductores, así como el entorno para los empresarios del ramo, se corre el riesgo de interrumpir las cadenas de suministro, o encarecer algunos insumos esenciales para la vida. La tarea demanda la sensibilidad de todos.
El transporte de mercancías se ha convertido, en los últimos tiempos, en una necesidad de primer orden, frente a una economía global que busca desaparecer, en lo posible, las fronteras comerciales.
Sabemos que sin importar el tipo, peso o volumen de las mercancías, todo lo que resulta necesario para la vida, llega a su sitio a bordo de un camión. Por lo tanto, el transporte de carga es generador de prosperidad y funge como el principal modo de conexión entre las ciudades y las naciones.
En México, según datos del INEGI, en 2021 este sector aportó el 3.3% del PIB nacional, representó sustento económico para más de 6 millones de familias y movilizó 534.5 millones de toneladas de mercancías, de las cuales, el 56.2% correspondió al movimiento de carga doméstica.
En la visión de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), resulta fundamental emprender acciones contundentes que abonen a la Dignificación del Autotransporte de Carga, de tal forma que los gobiernos, la sociedad civil y los usuarios hagan conciencia de que se trata de un sector conformado por personas, no solo de camiones.
Para Medrano Ibarra, presidente nacional de CANACAR, el eje central de su administración radica en emprender todas las acciones necesarias para lograr que este sector cuente con el respeto, aspiración y condiciones operativas que merece.
Y es que, de acuerdo con la International Road Transport Union (IRU, por sus siglas en inglés), en México hacen falta más de 54 mil conductores profesionales; y se espera que para principios de 2024 la cifra supere las 60 mil plazas laborales disponibles en este ramo.
Por lo que toca al ambiente de negocios, la escasa llegada de inversiones al país; el nulo acceso al financiamiento a través de la banca de desarrollo para modernización de la flota; el bajo presupuesto asignado al reforzamiento de la vigilancia y la consecuente alza de robos en carreteras; la deficiente modernización de la infraestructura carretera y portuaria; el endurecimiennto de la política fiscal y aduanera, entre otros aspectos normativos y de sobrerregulación, hacen que las condiciones operativas para el sector sean cada vez más desafiantes.
Pese a ello, en CANACAR la hoja de ruta es clara: el cambio inicia en lo individual, en las acciones del dueño de empresa, directivo, gerente, gestor, agente, operador, funcionario público, cliente o ciudadano.
A nivel institucional, la cámara se ha concentrado en implementar acciones contundentes en los aspectos más urgentes para el sector: reducir la incidencia delictiva en carreteras, impulsar la profesionalización del sector, fortalecer la formalidad de los empresarios y la concientización y el trabajo colaborativo con los usuarios del transporte.
En materia de reducción de robos, CANACAR ha implementado la instalación de una Red Nacional de Centros de Alertamiento Inmediato (CAI), mediante la cual, los operadores que sean objeto de robo en el camino, puedan reportar el incidente mediante una conexión satelital para despleglar un protocolo de reacción. Gracias a la plataforma tecnológica de CANACAR, a la estrecha colaboración con las autoridades federal, estatal y municipal y a la participación de los empresarios del autotransporte, el proyecto ha mostrado avances significativos en la reducción de robos y se cuentan ya tres CAI´s instalados en la CDMX, Estado de México y Guanajuato. Se espera contar con 10 de estos centros instalados en los principales corredores logísticos del país.
En el aspecto de la profesionalización, la cámara ha forjado una alianza con instituciones y planteles educativos como el CECATI, CONALEP e ICATI, para certificar y equipar a 22 Centros de Formación y Capacitación de Conductores a nivel nacional. El objetivo es contar con al menos un Semillero de Conductores en cada entidad federativa.
En materia de avanzar en la formalidad del gremio, la cámara ha trabajado en dos frentes; el primero, en la interlocución con las autoridades fiscales y aduaneras del país para fortalecer la trazabilidad de las mercancías y el marco normativo y, el segundo; mediante la oferta de cursos de capacitación gratuitos en materia económica, jurídica y fiscal dirigida especialmente a micro, pequeños y medianos empresarios.
Del mismo modo, la cámara ha sido enfática al exhortar a los usuarios de los servicios de transporte, a que garanticen un trato respetuoso y amable con los operadores. Asimismo, ha solicitado que los transportistas y sus clientes hagan sinergias para mejorar los tiempos de carga y descarga de mercancías, así como garantizar espacios adecuados para el resguardo, descanso, alimento y aseo para los conductores.
Finalmente, la cámara no ha cesado en gestionar ante la Secretaría de infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), la instalación de una red nacional de Paradores Seguros en las carreteras del país, así como en la promulgación de la Ley General de Autotransporte, en el Congreso de la Unión, para actualizar el marco normativo que rige al servicio público federal de carga, digitalizar trámites, evitar la sobrerregulación, ordenar los servicios de grúas, arrastre, salvamento y depósito de vehículos, incluir el término de la corresponsabilidad en los procesos logísticos, entre otros aspectos que abonen a la competitividad.
“Si bien se trata de un desafío multifactorial y de largo plazo, en CANACAR estamos convencidos que hemos dado los primeros pasos hacia la transformación de este noble sector. Confiamos en que la semilla ha sido sembrada en todos los actores involucrados con el transporte de carga y que los resultados nos ayudarán a seguir transportando, con seguridad y eficiencia, todo lo necesario para la vida”
Ramón Medrano, líder de los autotransportistas de carga en el territorio nacional.
Política industrial: instrumento para catapultar a México
Por Alejandro Gómez Tamez
Director general de la CONCAMIN
La industria tiene un enorme peso y relevancia en México. De acuerdo con cifras del INEGI, en el primer semestre de 2024, las actividades secundarias —minería, construcción, electricidad, gas y agua, y las manufacturas— representaron 33.8% del Valor Agregado Bruto (VAB) a nivel nacional, equivalente a casi 10.5 billones de pesos corrientes. Es importante mencionar que en los últimos 12 años, la máxima participación de la industria dentro del VAB se registró en 2012 (36.3%) y la menor en 2020 (32.6%), cabe señalar que buena parte de la contracción de la actividad industrial se debe a la pérdida de participación en la producción petrolera.
En la siguiente gráfica vemos una notable recuperación de la industria nacional después de la pandemia de COVID-19, impulsada principalment por el nearshoring y la inversión física.
La industria es un pilar para el desarrollo de México, y si bien ha perdido cierta participación en el total de la economía nacional, no debemos dejar de lado que crea 36.8% de todos los empleos formales en el país, y que las manufacturas generan 75.2% de las exportaciones. Esto nos ubica en el top 10 de países manufactureros a nivel mundial, aportando 1.7% de la producción global.
Dado lo anterior y en aras de potenciar a México, desde la CONCAMIN, se ha incentivado que nuestro país cuente con una política industrial que sea una hoja de ruta de las acciones que deben emprenderse para modernizar las estructuras económicas.
Consideramos que una política industrial sólida es clave para alentar el crecimiento económico sostenido, la creación de empleo formal bien remunerado, estimular la innovación, fortalecer las cadenas de valor y promover la competitividad de México en el ámbito internacional. Su efectiva implementación requiere del compromiso y la colaboración de todos los actores involucrados para garantizar un desarrollo industrial sostenible y exitoso.
En este sentido, la política industrial debe darse desde una perspectiva de Estado desarrollador, donde el Estado asume un papel activo como promotor y facilitador del desarrollo industrial, que establece políticas y programas que alienten la inversión productiva, el desarrollo de infraestructura de todo tipo y del talento humano, el combate directo a las prácticas ilegales y desleales de comercio internacional, la innovación, la competitividad y la internacionalización. Además de comprometerse en mantener la estabilidad macroeconómica, la seguridad pública y jurídica, el acceso a financiamiento adecuado para el sector industrial y la provisión de servicios confiables y suficientes para las empresas como agua, electricidad, gas y telecomunicaciones.
A diferencia de otros ejercicios, la política industrial que hemos desarrollado en la CONCAMIN tiene sustento, ya que es producto de la consulta con las cámaras y asociaciones que conforman la confederación, así como sus comisiones de trabajo.
Nuestra propuesta incluye a todas las actividades industriales:
Sectores identificados en el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN): aeronáutica, automotriz, electromovilidad, baterías/almacenamiento de energía, dispositivos médicos, farmacéutico – APIs (ingredientes farmacéuticos activos), semiconductores.
Sectores básicos: Agroindustria, alimentos y bebidas, minería, acero y cemento.
Sectores estratégicos y de alta tecnología: Biotecnología, eléctrico–electrónico, electrodomésticos, hidrógeno verde, investigación clínica, metalmecánico y plástico.
Sectores intensivos en empleo: Textil – vestido, calzado, papel – cartón, muebles, joyería, juguetes, industrias creativas.
Con la visión de reforzar y posicionar a la industria nacional como motor de recuperación y crecimiento económico, de prosperidad social y competitividad global, de la creación de empleo de alto valor y del desarrollo sostenible, el marco estratégico de la política industrial de México desarrollada por la CONCAMIN, ha identificado los siguientes pilares de la Política Industrial para el Desarrollo Económico y Bienestar Social:
Inversión en infraestructura: Este es un punto fundamental que implica diversas acciones, entre las que destacan: a) Desarrollar y mantener una infraestructura adecuada que facilite el transporte de mercancías, la conectividad y el desarrollo económico en todo el país; b) Incrementar la inversión en infraestructura de transporte, como puertos, carreteras, aeropuertos y sistemas ferroviarios, para mejorar la logística y la competitividad de las empresas; c) Establecer un Banco de Proyectos Ejecutivo, completo e integral que impulse el desarrollo de infraestructura a largo plazo; d) Mejorar las redes de transmisión de energía eléctrica y de distribución de agua para asegurar la continuidad de operaciones en las empresas.
Crecimiento económico: La política industrial busca impulsar el crecimiento sostenible de la economía a través del fortalecimiento del sector industrial. Al promover la inversión en infraestructura, tecnología, innovación y capacitación, se crea un entorno propicio para el aumento de la producción, la generación de empleo y la mejora de la productividad.
Empleo formal bien remunerado: El sector industrial es una fuente importante de creación de empleo formal bien remunerado. La puesta en marcha de políticas industriales adecuadas puede contribuir a generar puestos de trabajo formales y de calidad, lo que a su vez mejora los niveles de vida de la población y reduce la pobreza.
Innovación: La política industrial fomenta la innovación y la adopción de tecnologías avanzadas en la industria, lo que motiva la mejora de los procesos productivos, el desarrollo de nuevos productos y servicios, y el aumento de la capacidad de competir en mercados globales.
Fortalecimiento de las cadenas de valor: Al propiciar la integración y la colaboración entre las empresas mediante el desarrollo de relaciones sólidas entre proveedores, fabricantes y distribuidores, se da lugar a sinergias, eficiencias y oportunidades de crecimiento conjunto.
Impacto en otros sectores de la economía: El desarrollo de una industria sólida y dinámica tiene efectos positivos en otros sectores de la economía, como el de servicios, la agricultura y el comercio. La demanda de insumos, servicios y productos relacionados con la industria impulsa el crecimiento y la diversificación de estos sectores, con lo que se da un efecto multiplicador en la economía en su conjunto.
Productividad laboral: El aumento de la productividad es un elemento indispensable para: a) Consolidar la competitividad económica respecto a otras naciones, y b) Que los incrementos de los ingresos de la población ocupada puedan darse sin generar presiones inflacionarias. Implica que el producto obtenido por unidad de trabajo crezca de manera sostenida y se logra mediante la inversión productiva y en el talento de las personas.
Competitividad: La política industrial busca promover la competitividad de las empresas y sectores industriales nacionales. Esto se logra mediante el fomento de la innovación, la adopción de tecnologías avanzadas, la mejora de la calidad y la eficiencia de la producción, así como el fortalecimiento de las cadenas de valor y la internacionalización.
Diversificación de la economía: La política industrial puede impulsar la diversificación de la economía, al reducir la dependencia excesiva de un sólo sector o producto. Esto se logra al identificar y apoyar el desarrollo de sectores estratégicos y emergentes con potencial de crecimiento, lo que contribuye a una mayor estabilidad económica y a la reducción de riesgos asociados a la volatilidad de los mercados internacionales.
Desarrollo de capacidades y talento humano: La política industrial promueve la formación de capital humano especializado, con énfasis en la educación y la capacitación en áreas relevantes para la industria. Esto garantiza la disponibilidad de personal cualificado y contribuye al desarrollo de una fuerza laboral altamente productiva y competitiva.
A partir de estos pilares, y considerando la visión estratégica de la CONCAMIN, a continuación se enlistan nuestras 10 propuestas de agenda industrial con el Gobierno Federal, mismas que han sido identificadas por las cámaras y asociaciones que integran la confederación, así como las comisiones de trabajo que dan seguimiento y ejecutan las acciones estratégicas:
A manera de conclusión, podemos mencionar que la CONCAMIN desempeña un papel esencial en la promoción y fortalecimiento de la industria mexicana. La política industrial que hemos propuesto tiene como objetivo promover el desarrollo económico y social de México a través de la industria. Se busca que haya más y mejor infraestructura, mejorar la competitividad, impulsar la innovación y fortalecer las cadenas de valor en diferentes sectores. Además, se enfatiza la importancia de la digitalización y el desarrollo tecnológico para lograr un crecimiento sostenible. Nuestra política industrial se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y busca generar un impacto positivo en el bienestar social y la calidad de vida de los mexicanos. La colaboración entre los diferentes actores involucrados, incluyendo el gobierno, la iniciativa privada, la academia y el sector social, será fundamental para implementar con éxito esta política y alcanzar los objetivos planteados.
El rol clave del sector privado en el desarrollo sostenible de América Latina
En representación del presidente, Alejandro Malagón, Eduardo Ramírez Leal, secretario general de la CONCAMIN, participó en el Diálogo regional de alto nivel: Nueva visión de las políticas de desarrollo productivo para América Latina y el rol del sector privado, por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, en Chile.
En este seminario se abordó un tema relevante para el futuro de nuestro continente: la participación del sector privado en las políticas de desarrollo productivo que apuntan a la sostenibilidad ambiental.
En su mensaje, Eduardo Ramírez destacó varios aspectos clave como lo son el panorama laboral actual de México y las iniciativas ambientales adoptadas por empresas de la región.
Panorama laboral en México
El Secretario general de la CONCAMIN explicó que en el primer trimestre de 2024, la población ocupada en México alcanzó los 58.5 millones de personas, de las cuales 32.1 millones trabajan en la informalidad, y 26.4 millones en el sector formal. De estos últimos, 22.2 millones están registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y 4.7 millones en otras instituciones como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.
Indicó que la elevada cifra de trabajadores informales es preocupante debido a la falta de acceso a la seguridad social y otros beneficios como atención médica, aguinaldos y pensiones para estas personas y sus familiares.
A pesar de lo anterior, mencionó, el mercado laboral mexicano ha mostrado un crecimiento del 1.07% en el primer trimestre de 2024 con respecto al mismo periodo de 2023. Asimismo, se registró con una leve reducción del 0.24% en el sector informal y un aumento en el empleo formal registrado en el IMSS de 2.73%, mientras que la población ocupada en la formalidad que no está en el IMSS creció 2.51%
Eduardo Ramírez Leal apuntó que estos indicadores reflejan un avance marginal, pero positivo en la formalización del mercado laboral mexicano. Reconoció que aún queda un largo camino por recorrer para garantizar que todos los trabajadores tengan acceso a empleos dignos y a los beneficios de seguridad social correspondientes.
Productividad y salarios
Otro dato importante que compartió fue que el empleo formal, que genera el 75.6% del PIB de México, es significativamente más productivo que el sector informal. De hecho, la mano de obra en la formalidad es tres veces más productiva. Además, el salario promedio de quienes están registrados en el IMSS es de $576 pesos diarios, mientras que en la informalidad se estima que apenas alcanza los $212 pesos por día.
Señaló que, en este sentido, la participación del sector privado es fundamental ya que las empresas pueden contribuir a la formalización del empleo mediante la creación de fuentes de trabajo, el cumplimiento de las normas laborales y el fomento de la cultura de la seguridad social.
Rol del sector privado en la sostenibilidad
Eduardo Ramírez Leal afirmó que el sector privado tiene un papel esencial en la formalización del empleo y en la promoción de la sostenibilidad ambiental y mencionó como iniciativas más sobresalientes:
Inversiones en Energías renovables. La reforma energética de 2013 en México permitió la inversión privada en energías limpias, aumentando significativamente la capacidad instalada de energías limpias. Comentó que entre 2014 y 2018, México atrajo más de 11,000 millones de dólares en inversiones en este ámbito, posicionando a México como un líder regional en el desarrollo de este tipo de energía.
Certificaciones y Estándares Ambientales. Empresas en la región han adoptado certificaciones como ISO 14001 y LEED, mejorando la eficiencia operativa y su reputación ante consumidores conscientes del medio ambiente.
Proyectos de Conservación y Reforestación. En sectores como la minería y la agricultura se han implementado programas de reforestación y conservación, contribuyendo a la mitigación del cambio climático y la protección de la biodiversidad.
Economía Circular. El sector privado está adoptando modelos de economía circular para reducir el desperdicio y maximizar el uso de recursos, promoviendo así la sostenibilidad y la innovación. Cabe mencionar que algunas áreas de manufactura y tecnología están rediseñando sus productos para facilitar el reciclaje y la reutilización de materiales. Este enfoque no solo ayuda a reducir el impacto ambiental, sino que también puede generar nuevas oportunidades de negocio y fomentar la innovación.
Iniciativas de Responsabilidad Social Corporativa. La sostenibilidad se ha integrado a las estrategias corporativas, con grandes corporaciones desarrollando productos sostenibles y reduciendo sus emisiones de carbono.
Participación en Políticas Públicas y Alianzas. El sector privado ha colaborado con el gobierno y con organizaciones no gubernamentales para desarrollar y aplicar políticas ambientales. En México, por ejemplo, el Consejo Coordinador Empresarial ha participado en mesas de diálogo para la formulación de políticas de cambio climático y gestión de recursos hídricos.
Estas alianzas son esenciales para crear un marco regulatorio que fomente la sostenibilidad y el desarrollo económico.
Innovación y Tecnología Verde. Empresas tecnológicas están desarrollando soluciones innovadoras para la sostenibilidad, desde tecnologías agrícolas hasta software de gestión ambiental.
Para concluir su participación, Eduardo Ramírez Leal hizo un llamado a la acción, destacando que es crucial que el sector privado y el público trabajen juntos para construir un futuro más sostenible para nuestro planeta. Enfatizó que la colaboración entre empresas, gobiernos y sociedad civil es esencial para garantizar un desarrollo económico que también proteja el medio ambiente.
“Estoy convencido de que el sector privado tiene un papel fundamental que jugar en este desafío. Las empresas tienen la capacidad de generar un impacto positivo en el medio ambiente y, al mismo tiempo, contribuir al crecimiento económico y al bienestar social. Juntos, podemos construir un futuro mejor para nuestras comunidades y para nuestro planeta”.
Actualización de normas ISO para integrar el cambio climático en los sistemas de gestión
El cambio climático ya no es sólo una tendencia para trabajar por un futuro sostenible, sino que se está convirtiendo en un aspecto clave dentro de las decisiones estratégicas de las organizaciones. En respuesta a esta necesidad, la Organización Internacional de Normalización (ISO), decidió modificar 30 estándares de sistemas de gestión para incluir lo pertinente al cambio climático, lo cual se dio a conocer en febrero de este año en conjunto con el Foro Internacional de Acreditación al que denominó Enmienda Amd 1 2024.
Esta incorporación contempla dos pilares fundamentales. El primero es el requisito de Contexto de la organización, que ahora será obligatorio, y en el que las empresas deberán evaluar cómo el cambio climático afecta, de manera positiva o negativa, su capacidad para ofrecer productos o servicios. Este nuevo enfoque fomenta una reflexión más profunda sobre los impactos climáticos como factores de riesgo y oportunidad y que pueden influir en las estrategias corporativas.
El segundo pilar es el rubro de Partes interesadas, que menciona que las organizaciones deberán analizar si una parte interesada incide o no en lo referente al cambio climático (asociado a un requisito legal). Cabe destacar que este elemento quedó como una nota (no obligatorio). A partir de mayo pasado, ambos aspectos son considerados y evaluados en los sistemas de gestión.
En este contexto, el Instituto Mexicano de Normalización y Certificación, A.C., IMEEC, está preparado para atender las nuevas exigencias del mercado, y ofrecer nuevas soluciones, ya que cuenta con una amplia gama de normas, que ele permiten desarrollar esquemas a la medida, cursos, talleres y certificaciones, que sirven como herramientas para que las empresas puedan implementar estas y otras modificaciones, mejorando así su competitividad y su compromiso con la sostenibilidad.